.melo en Kathmandu (y en la India)


Volando voy, volando vengo
lunes, 13 abril 2009, 2:04
Filed under: delhi, india, katmandú, nepal, pokhara, transportes, viajes

Cremación en Kathmandu

Ya estamos de vuelta en Delhi, frente al terminal de internacional del aeropuerto Indira Gandhi.

En cuatro horas Javi cogerá su vuelo a París y tres horas después, a las dos y media de la mañana, me tocará a mí embarcar en dirección a Bruselas.

A ver lo que da de sí la batería del portátil.

Estos días en Pokhara han sido días de relajo. Pokhara es buen sitio para hacer rutas de montaña, parapente, kayak, volar el ultraligero, …, o si estás ya cansado al final de un viaje es un sitio perfecto para no hacer nada de eso.

Por fin el miércoles amaneció despejado y desde todo Pokhara se podía ver a espaldas del lago el Annapurna.

Y si desde Pokhara se veía bien, en un collado que hay a media hora en coche tienes el balcón perfecto para disfrutar de esta parte nevada del Himalaya.

Desde ese collado tienes una visión panorámica desde el Dhaulagiri (8.167m.), el Annapurna (8.091m.) al oeste de la pirámide perfecta del Machhapuchhare (6.997m.), y los picos redondeados del Annapurna II (7.937m.) al este.

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Relajándonos en Pokhara
miércoles, 8 abril 2009, 7:44
Filed under: nepal, pokhara, viajes

Esperando el bus

Ya estamos los dos en Pokhara.

Yo me vine en avión el domingo desde Katmandú y Javi, que se quedó un día más en la capital iba a haber llegado el lunes a la hora de comer en bus, pero el lunes a las siete de la mañana me mandó un mensaje al móvil diciendo que había habido un problema y como pronto llegaba el martes.

Yo no sabía si había perdido el autobús o qué problema se había encontrado. El martes, si llegaba, me contaría.

Pokhara es un buen lugar para descansar después de un viaje frenético. Es una ciudad, al norte del país, no muy lejos de la frontera con China, entre montañas y al pie de un lago precioso.

Estos días el cielo está brumoso, pero los días claros el Anapurna se refleja en el lago en una estampa preciosa.

Es como estar en un pueblecillo en medio de los Alpes, pero rodeado de ocho miles.

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